Sinopsis:
Comenzó con una carta. Una carta que llevaba extraviada mucho tiempo, esperando durante más de medio siglo en una saca de correos olvidada en el oscuro desván de una anodina casa de Londres. Edie Burchill y su madre nunca han estado lo que se dice unidas. Pero un domingo por la tarde llega a su casa una carta, perdida hace tiempo, con el remite de Milderhurst Castle, en Kent (Inglaterra), y Edie empieza a pensar que la frialdad de su madre oculta un antiguo secreto. Durante la Segunda Guerra Mundial, la madre de Edie fue evacuada de Londres y acogida por la misteriosa Juniper Blythe en Milderhurst Castle, donde vivía con sus hermanas gemelas y su padre, Raymond, autor del clásico infantil La verdadera historia del Hombre de Barro. El espléndido y enorme castillo le muestra un nuevo mundo en el que descubre la fantasía y el placer de los libros, pero también sus peligros. Cincuenta años más tarde, cuando Edie busca las respuestas al enigma de su madre, se siente atraída por Milderhurst Castle, donde, ya ancianas, las excéntricas gemelas y Juniper viven todavía. En el ya ruinoso castillo, Edie investiga el pasado de su madre. Pero hay otros secretos escondidos entre sus muros, y Edie está a punto de averiguar más de lo que esperaba. Lo que realmente sucedió en las horas distantes ha estado aguardando mucho tiempo a que alguien lo desvelara.
Con un estilo cautivador y una elegante manera de narrar que nos remite a Dickens, las hermanas Brönte y Jane Austen, Kate Morton da una vuelta de tuerca a la novela clásica victoriana para sumergirnos en una trama absorbente y componer un puzle tan hermoso como brillante.
Guardaba un buen recuerdo de la anterior novela de Kate Morton, El jardín olvidado, que ya comenté, y me daba miedo que me resultase recurrente o que me decepcionase de alguna manera. Me alegra decir que no ha sido así sino que me ha vuelto a atrapar su maestría literaria, sin dejar de utilizar los mismos ingredientes que me capturaron de la previa. Primero, trata historias de mujeres, bien definidas, con personalidad propia, mujeres, sufridoras unas, enfermas otras, que guardan secretos que se resolverán al final. Para ellos habremos pasado por distintos momentos en el tiempo, con muchos saltos cronológicos que no marean ni lían, porque al final las piezas encajan en el puzle sin que sobren ni falten. Y no solo en el trasfondo sino como parte importante de la historia la presencia de la literatura, tanto como amor a las letras en sus distintas variedades (cartas, diarios, cuentos, etc.) como pura catarsis. Por si faltase poco, tenemos una mansión victoriana en decadencia, con su miríada de pasadizos, rincones y ventanas desde donde ver y oír sin ser vistos ni oídos. ¿Qué más se puede pedir?
2 comentarios:
Té molt bona pinta.
Muy buena pinta, suena bastante interesante. Bien!!!
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