En este país, ¿quién asume responsabilidades ante una tragedia tan grave, donde cuatro chicas en la flor de la vida murieron aplastadas? Nadie, por supuesto. La alcaldesa no tiene la culpa: y dio permiso para alquilar un local del ayuntamiento que sabían que no reunía las condiciones de seguridad adecuadas, según un informe ya hecho en el 2010; y SOLO había habilitada una entrada de 3 metros para entrar y salir 20.000 personas).
La empresa organizadora tampoco tiene la culpa, claro: y pidió el local para 5000 personas mientras vendió entradas legales para 9500 y de estrangis para 15000; aparte se colaron muchas más... Se dice que había en el local más de 20000 personas...
¿Y quién controlada? Había poquísmos medios de seguridad.
Total, aquí, como siempre, nadie asume responsabilidades ni culpas, se acusan unos a otros, y cuatro jóvenes en la flor de la vida, ahora ya no están.
Y la alcaldesa tuvo el poco tacto de irse a un spa de Portugal en plena tragedia. No podía anular este viaje para otra ocasión? Aunque sea su vida privada, un poco de tacto, señora, que siendo alcaldesa de Madrid, se ha de mostrar un poco de tacto.
viernes, 9 de noviembre de 2012
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3 comentarios:
Qué pena y qué vergüenza que tengan que pasar tragedias para que se tomen las medidas correctas. Por ejemplo, previendo una avalancha de gente, en Benidorm se ha cambiado de lugar un concierto gratuito de Melendi mañana para evitar desgracias. Si no es por lo de Madrid, seguro que ni se hubiese cambiado.
En cuanto a la desfachatez de la alcaldesa, parece mentira que tenga políticos experimentados a su alrededor. Si no tiene tacto, lo raro es que tampoco picardía. Lamentable.
De nada sirven las personas que rodean a los políticos que tienen la labor de decirles que está bien y que no, se llaman asesores, pero veo que ni esos cuentan para nada. Sucede en todo el mundo, que la gente pasa tragedias por la mala administración de alguien y ellos tan frescos ven las cosas pasar y ni se inmutan.
Ahora será la justicia la que tenga que pronunciarse, pero es lenta, y para unos padres nada podrá compensar la pérdida de un hijo.
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