Los componentes de este blog somos un grupo de amigos dispersos por el mundo que charlamos de lo divino y de lo humano. Desde el respeto y la buena educación, nuestras posturas coincidirán a veces, mientras que otras divergirán totalmente. Sin tratar de imponerlas a los demás, cada cual se responsabiliza de sus propias opiniones.
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Sed todos bienvenidos.
Por supuesto que esperé a los actores al término de la representación de Arte.
Si alguien lo había durado es que no me conoce. Primero salió Jorge Usón
pero no lo quisimos molestar porque estaba saludando a unos amigos cuyo
acento me pareció argentino.
Al rato aparecieron sus dos compañeros.
El enorme hola sonriente que me dedicó Roberto en cuanto me vio me
emocionó. Tanto él como Cristóbal accedieron con suma amabilidad a
hacernos fotos.
Lástima que mi móvil no respondió como debiera y las
fotos no hacen justicia. Hablando de fotos, me llevé una copia de la que
nos tomamos en Alicante tras la representación de El pequeño poni y me
la firmó.
Fuera del teatro, encontramos a Jorge y esta vez no se escapó de nuestro objetivo. En definitiva, una maravillosa velada teatral.
Estas tres viñetas reflejan las consecuencias de las reuniones navideñas. Por favor, ¡qué empacho de comidas! No sabemos celebrar nada sin el correspondiente banquete.
Pasadas las fiestas, nos moderaremos. O se intentará.
Arte, la célebre comedia de Yasmina Reza regresa a al Teatro Kamikaze dirigida por Miguel del Arco. Ven a disfrutar de esta obra que cuestiona el arte, la amistad, el éxito y lo subjetivo de nuestra mirada.
Sergio ha comprado un cuadro. Es una tela blanca. El
fondo es blanco y, si entornamos los ojos, podemos distinguir unas
finísimas líneas blancas. O al menos eso intenta percibir Marcos ante la
indiferencia de Iván. En Arte, de Yasmina Reza, una obra artística desencadena un combate dialéctico entre tres amigos que, sin querer, terminan por debatir sobre el sentido último de su amistad.
No es la primera vez que veo una representación de esta obra de
Yasmina Reza que ya es un clásico de la dramaturgia contemporánea. En
este enlace os remito a la que hace nueve años vi en Alicante.
El buen
recuerdo que guardaba de ella me animó a repetir, sobre todo porque me
apetecía ver a mi querido Roberto Enríquez en otro registro no tan
dramático como en Fausto. Para tal empresa, conté, como entonces, con mi
compañera de fatigas, Carolina, acompañadas por Nati y Marc, con
quienes compartimos taxis hasta el teatro Pavón Kamikaze y experiencia.
La
obra es, más allá de una reflexión sobre el arte moderno, un compendio
de las relaciones humanas tan complejas como los seres que las
protagonizamos. No somos de un solo color, como el cuadro en discordia,
sino que nuestras líneas grises destacan en unos más en otros.
El
texto es un bombón, una máquina perfectamente engrasada para tres
actores privilegiados que sepan hacerla funcionar sin fisuras ni
titubeos. Y Jorge Usón, Cristóbal Suárez y Roberto Enríquez sin duda lo
consiguen. Mi rendida admiración ante un trabajo más físico de lo que a
priori podría parecer.
No me molesto en confeccionar una lista de propósitos de año nuevo
porque de antemano sé que no la voy a cumplir. Así que, para evitar
hacerme mala sangre, mejor ni lo intento.
No obstante, nuestro amigo
Johnny me envió esta imagen por WhatsApp y he querido compartirla con
vosotros por si cuela alguno de los propósitos.
Sea como fuere, lo
que no se me olvida es desearos lo mejor en el Año Nuevo y que nos
sigamos viendo, sea en persona, sea por aquí.
Del 15 al 18 pasé un estupendo fin de semana en Madrid con mi hermana,
mi Carolina y un grupo de las Amas de Casa de Agost, entre el que
también se hallaban mi amiga Nati y su hijo Marc. Habida cuenta que
el año pasado me quedé con las ganas, tras tenerlo todo preparado,
debido a la convalecencia por el resfriado, me daba miedo ilusionarme y
que después me pasase lo mismo. No solo no se cumplió la superstición
sino que salió todo a pedir de boca, incluso lo que no estaba previsto.
No
me ha resultado posible redactar las crónicas de la escapada hasta
ahora, y eso que estoy de vacaciones. No importa, irán en el Año Nuevo,
que no puedo dejar de testimoniar lo bien que lo pasamos.
Las fotos
son de la noche del 15 de diciembre. Siempre que voy a la capital,
saludo a la diosa Cibeles y me hago una foto con el oso y el madroño que
simbolizan la ciudad. Como fondo, las luces de la Puerta del Sol y
aledaños. Por cierto, me sorprendió que se apagasen justo a medianoche,
cual Cenicienta.
También rendí culto al chocolate con churros y porras.
Confieso que me da pereza adornar toda la casa con motivos navideños. No obstante, siempre pongo algún detalle que denote en qué época estamos.
No puede faltar una flor de Pascua, que me suele regalar Encarna, la madre de mi cuñada Dolores, en el día de mi santo, lo que le agradezco de corazón.
El muñeco de nieve es un regalo que mi amiga Rosa María confeccionó para cada una de las Guapetonas el año pasado. Alguna lo bautizó como Farruquito y con ese nombre se ha quedado. Lo coloco en una bombonera bien rodeado de chocolates con licor de cerezas y caramelos de menta. A sus pies, el collar que también ella me elaboró para la fiesta de Navidad, así como un precioso portavelas fruto asimismo de sus manos. ¡Cómo no la voy a querer!
Una noche Mary McFarland, una joven
católica de clase media, tuvo una pesadilla, un sueño morboso e inexplicable. Y
poco después descubrió con estupor que estaba embarazada. La noticia conmovió a
la familia. En su entorno, nadie dio crédito a su inocencia, pero la ciencia
médica le brindó su inesperada ayuda... Paulatinamente, una posibilidad fue
tomando forma.
Esta novela está escrita en los 80 y ambientada en los 60. Leída desde el siglo
posterior resulta curioso como poco. Nunca había oído hablar de la
partenogénesis; me planteé incluso buscar en internet información pero me dio
pereza, la verdad. El caso es que trata un tema peliagudo para la segunda mitad
del siglo XX, en tanto que el conflicto entre ciencia y religión seguía tan
candente como en tiempos de Darwin. No es que ahora lo tengamos superado, pero
al menos algo se ha avanzado.
Lo mismo podría decir sobre la sexualidad femenina y los derechos de la mujer
sobre su propio cuerpo. Como anécdota, sabiendo que las consultas médicas
suelen tener retraso, me llevé este libro al hospital el día 13, donde ocupé
toda la mañana entre radiografías, pruebas y visitas al neumólogo y a la
neuróloga. A la espera de que me llamasen para las placas, empecé el primer
capítulo, que contiene una tórrida escena sexual, la única de toda la novela.
Me dio risa tonta pues no era el lugar más idóneo para semejante lectura.
El tema principal, el del misterioso embarazo virginal, me interesaba menos que
las relaciones entre los personajes secundarios. Aquí es donde se aprecia la
maestría de la autora, al provocar nuestro interés en continuar la lectura
aunque no nos apasione el hilo conductor.
El día 21 nos reunimos más de cuarenta compañeros que trabajamos en el
Ayuntamiento de Agost para celebrar la tradicional comida de Navidad.
Despedimos a dos compañeras de la sección de limpieza que se han
jubilado a las que obsequiaron con sendos relojes. También me veis con el Rey Moro de este año.
Con
buen ambiente comimos con abundancia e intercambiamos nuestros mejores
deseos.
Los ciclistas y motoristas ya circulan un poco más seguros por la carretera de Agost.
Al menos ya no tienen a su derecha una trampa mortal en forma de cuneta
de medio metro de profundad. La Conselleria de Vivienda, Obras Públicas
y Vertebración del Territorio ha finalizado las obras de mejora de la seguridad vial en la carretera CV-820,
en el tramo entre San Vicente del Raspeig y Novelda, mediante la
sustitución de 20 kilómetros de cunetas en V excavadas en tierra o roca
por cunetas de seguridad revestidas de hormigón, con una sueva
pendiente, según informó a este medio el director general de Obras
Públicas, Transporte y Movilidad, Carlos Domingo.
El presupuesto de esta obra ha ascendido a 1.182.000 euros
y «el objetivo ha sido mejorar la seguridad vial de la carretera
CV-820, al dotar sus márgenes de cunetas de seguridad, lo cual limita y
reduce los efectos de un eventual distracción del conductor, facilita el
paso de ciclistas y posibilita, en su caso, una parada de emergencia»,
según destacó Domingo. La actuación que ha finalizado hace unas semanas
ha supuesto la reconversión del total de los 20,630 metros lineales de
cuneta existentes en cunetas de seguridad.
Los trabajos arrancaron en junio desde San Vicente,
tal y como ya informó entonces este medio, y las obras han generado
retenciones debido a que era necesario cortar un sentido para demoler
las cunetas y construir otras seguras, por lo que se instalaban unos
semáforos para regular el tráfico.
El director general de Obras Públicas recordó que para el departamento que dirige la consellera María José Salvador «la
seguridad vial es una de las máximas prioridades», donde juega un papel
esencia la conservación y el mantenimiento de las carreteras, por lo
que se está acometiendo importantes obras de refuerzo de firme, así como
de sustitución de cunetas como en este caso, además de otra serie de
importantes medidas.
La carretera CV-820 une los términos municipales de Novelda y San Vicente,
atravesando también los de Monforte del Cid, Agost y Alicante. Se trata
de una carretera convencional de dos carriles, con una sección
pavimentada de 9 metros que soporta una intensidad de tráfico de 5.430
vehículos/día, con un elevado porcentaje de pesados, que en el tramo
Agost-San Vicente es del 4% y en el tramo de Novelda-Agost se incrementa
hasta el 11%.
La carretera CV-820 contaba con cunetas laterales profundas excavadas en tierra o en roca,
lo cual suponía un considerable riesgo de atrapamiento de ruedas o
vuelco de los automóviles que transitan por esta vía, y de caída para
los numerosos usuarios de bicicletas y motocicletas, precisamente los
más vulnerables ante un accidente.
Hay que recordar que la carretera de Agost es un vial muy utilizado por los cicloturistas
al conectar l'Alacantí, el Vinalopó y el Maigmó, y esta obra era una
reclamación histórica de este colectivo, que se jugaba la vida todos los
fines de semana en una carretera flanqueada por estas peligrosas zanjas
que ya son historia. En otras zonas como en El Comtat la Conselleria
también ha realizado obras para suprimir este tipo de cunetas.
Sinopsis: Cada verano, cuatro familias se encuentran en el Hotel de la playa.
Entre unas y otras decepciones, nada sale como está previsto. Víctor,
que llega solo con su hijo Tom, no puede ocultar a sus amigos que está
pasando un pequeño bache en su matrimonio. Sin embargo, no está feliz de
encontrarse libre sólo para las fiestas. Ben llega al hotel con la
intención de establecerse en el pueblo y así poder vivir más cerca de su
hija Manon, ya que quiere tener la custodia compartida de la niña. Pero
no le ha contado todo a Morgan, su ex. También está Kevin, que está
pasando por la adolescencia y sufre cambios constantes que le traerán de
cabeza.
Cada vez que me topo una serie francesa veo el primer episodio por
si me interesa y sobre todo por tener contacto con el idioma. El de aquí
es contemporáneo entre estándar y coloquial, por lo que me costaba
entender más de lo que quisiera.
Deduje que la serie sería de al
menos un par de años por los modelos de los teléfonos móviles, cosa
curiosa. Aparte de eso, es una serie con puntos en común con Verano
azul, en tanto que se desarrolla en época estival en un hotel costero.
Esta pandilla se compone de adultos en su mayoría, entre quienes se
establecen relaciones de amistad, amor, infidelidad, paternidad,
envidias, seducciones, misterios e incluso un asesinato. Lo que no me
gustó fue el tratamiento de un personaje con discapacidad en silla de
ruedas.
Me ha resultado entretenida, aunque no sé si hasta el punto de ver la segunda temporada.
«Les danses del rei moro» de Agost
celebraron ayer tarde una de sus jornadas más especiales, ya que tuvo
lugar el «Dia del Rei Moro». La singularidad de esta jornada en los
festejos que se desarrollan del 26 de diciembre al 1 de enero radica en
que es la única en la que los cargos festejos, el Rei Moro y la Reina
Mora, bailan. Por ello ayer el protagonismo total fue para José Manuel Ivorra Marín y Sandra Navarro Román,
que ostentan este año los cargos de monarcas, y que obsequiaron al
público con sus bailes, después de que en la pasada madrugada se
celebrara la popular «Nit dels Coets» con el espectáculo de fuego de las
carretillas.
En la celebración del cumpleaños de Rosa Mª, ninguna de las asistentes se fue con las
manos vacías: en el anterior cumpleaños sugerí algo tan propio de estas
fechas como es el amigo invisible.
Repartimos los papelitos con el nombre de todas, y cada una sabía a
quién tenía que hacerle un regalo con un presupuesto máximo de 5 €.
Hubo
de todo, desde complementos de moda, cosmética y hogar a una chulísima
lata con el lema “Enjoy life” llena de bombones
Ferrero Rocher y almendras de turrón, que fue lo que me correspondió a
mí. Evidentemente, la desconocida remitente del regalo me conoce bien.
Lo disfrutamos tanto que incluso alguien sugirió repetir la experiencia
para Reyes.
Les Danses del Rei Moro arrancaron ayer
en Agost, donde a la Navidad se le une una celebración tradicional de la
que son protagonistas los chicos que cumplen la mayoría de edad. En
esta ocasión son ocho jóvenes los que durante todo el año han estado
preparando una fiesta que cada año atrae a más visitantes. Del 27 de
diciembre y hasta el 1 de enero, y con la única excepción del 31 de
diciembre, el municipio cumple con el ritual de una danza en la que ha
participado ya la mayor parte de hombres del municipio y también las
chicas, que son las conocidas como «balladoras». Ellas visten trajes
tradicionales, el blanco o de novia y el llamado refajo, que llevan los
días 29 y 30, hecho de ganchillo, la mayoría de las veces a mano y forma
parte del ajuar que las madres y abuelas bordan a las niñas de Agost. A
las cuatro de la tarde, los mozos comienzan a recoger a las chicas en
sus casas. En total este año van a participar 20 mujeres que forman
parte de la vida de los protagonistas: son familiares, amigas o novias. Tal
es la tradición y el arraigo en Agost que uno de los jóvenes viene
desde Elche, donde vive con sus padres desde hace un tiempo, hasta Agost
para cumplir con el ritual anual. Porque, como explica el alcalde, Luis
Vicente Castelló, «es hijo del pueblo, su madre es de Agost, y no
quiere perderse la tradición».
Todos los días, a las cinco y
media comienza el baile en la plaza. El son de la melodía «la Taranina»
marca el inicio y el fin del acto. Ellos se descubren la cabeza y dan
una vuelta a la plaza bailando con las mujeres y van uniéndose vecinos
que piden el relevo a los danceros, convirtiendo el baile en una acto
para todo el municipio. Les Danses están llenas de simbología y
tradiciones. Hoy a las nueve se celebra la serenata a la reina mora y a
medianoche tendrá lugar la Nit dels coets, con fuegos artificiales por
la calle. Mientras, los mozos se encargan de colgar naranjas en la plaza
que el lunes los protagonistas del año que viene, que serán 20, tendrán
que recoger. Mañana 28 es, junto al día 1 de los naranjeros, uno de los
momentos más especiales y que más público atraen. Es el Día del Rei
Moro que entra a caballo en la plaza y baila con la reina, encarnados
por José Manuel Ivorra y Sandra Navarro, personajes que cada año eligen
los mozos. Mientras, el pueblo se va uniendo al ritual dancero.
Sinopsis: Sherlock está aburrido por la falta de casos interesantes, pero justo
entonces se produce una misteriosa explosión en los alrededores del 221 B
de la Calle Baker, lugar en el que se halla un teléfono móvil de color
rosa en un sobre dirigido al famoso detective y que dará inicio a un
frenético desafío contrarreloj por parte del misterioso Moriarty.
De la trilogía de la primera temporada de Sherlock, este volumen me parece el más flojo. Para empezar, las escasas páginas en color, en papel satinado, están ocupadas en su mayoría por imágenes en negro. Menudo desperdicio.
Al tratarse de un episodio de más acción, se resiente la plasmación en las viñetas y a veces resultan confusos.
Aquí nos presenta a Moriarty, la némesis de Sherlock. Como pasa con Martin Freeman y su Watson, la representación gráfica de Andrew Scott parece más joven que el actor. Con todo, la gran creación es la imagen del protagonista, clavado a Benedict Cumberbatch.
Agost da inicio hoy a Les Danses del Rei
Moro, unos singulares festejos que se remontan a la Edad Media y que se
alargarán hasta el día de Año Nuevo. Los cargos de Rei y Reina recaen
en José Manuel Ivorra Marín y Sandra Navarro Román, y participarán ocho
«danseros» (jóvenes que cumplen 18 años) con 31 «balladores».
Las
primeras danzas llegarán hoy, repitiéndose los bailes todos los días
hasta el lunes, salvo el domingo, Nochevieja. Cada tarde, a las 16.00
horas, los mozos ataviados con traje y sombrero, y acompañados por la
«dolçaina» y el «tabalet», recogen una a una a las bailadoras con sus
trajes tradicionales en sus casas y se dirigen a la plaza del
Ayuntamiento para comenzar la danza sobre las 17.30 horas.
La malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa
y tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia
Organa. El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) encabeza una misión
para intentar destruir un acorazado de la Primera Orden. Mientras tanto, la
joven Rey tendrá que definir su futuro y su vocación, y el viejo
jedi Luke Skywalker revaluar el significado de su vida.
Al terminar el cumpleaños de mi amiga Rosa, Pedro y
yo nos fuimos a Alicante al cine. Vimos, cómo no, Los últimos Jedi. A ver si alguno
de vosotros, que tenga más memoria que yo, recuerda si en algún momento de toda
la saga se pronuncia “jedis” con la “s” del plural, que sería lo más lógico.
Llevo desde entonces, el día 18, sopesando las partes
que me gustaron y las que no, a ver hacia dónde se inclina la balanza. Puede
que al ponerlas por escrito lo vea más claro. El problema es que he dejado
pasar demasiado tiempo y ya no la tengo reciente.
De la película anterior, El despertar de la Fuerza, comenté el peso de la
nostalgia de la original (la buena). Tenía la impresión de que esta iría por el
mismo camino y me alegra reconocer que me equivoqué.
Es completamente distinta. Tanto, que me cuesta
apreciar la evolución de algunos personajes. Este no es mi Luke, que me lo han
cambiado, por ejemplo. Sin Han Solo, es Skywalker el protagonista de esta
entrega, arropado por su hermana. Qué encogimiento de corazón cada vez que
Carrie Fisher aparece en pantalla. Ni a la suela de sus sandalias les llega el
Kylo Ren de Adam Driver, para mí el mayor error de reparto: no me transmite la
menor emoción, ni miedo ni respeto ni nada.
Por lo demás, me ha gustado el giro que da la
historia hacia terrenos más oscuros, así como el enfoque de los personajes
femeninos, cada vez con mayor presencia.
Me apasionen más o menos, o incluso con el riesgo de
que me decepcionen, me temo que seguiré acudiendo al reclamo de las nuevas
entregas de la saga que me hizo amar el cine a mis tiernos 13 años.
