Sexy Money

Procuro no aficionarme a las series que emite Antena 3 pues, si a su juicio no funcionan en un par de semanas (tampoco les dan tiempo para que conquisten a la audiencia) pasan a un desesperante baile de horarios, de modo que acaban por colocarlas a las tantas de la madrugada. Y, hala, a programar el vídeo.

Desde esta premisa, sin mucho entusiasmo comencé a ver Sexy Money (aquí le han quitado el "Dirty" que lo encabeza en el título original) los domingos por la noche. Episodio a episodio, me he ido enganchando a las peripecias de los Darling, una de las familias más poderosas de Nueva York que vive rodeada de lujo, privilegios y continuos escándalos. Son dignos herederos de las sagas familiares ochenteras que tanto me impactaron en su día como los Ewing, los Carrington o los Channing.

La ciudad de Nueva York es el irresistible escenario en el que se desarrolla la serie. Intrigas financieras y políticas, lujo, secretos familiares, adulterios, sexo, una serie de “puterío”, como la calificaría mi madre. Protagonizada por un plantel de convincentes actores a cuya cabeza se halla Donald Sutherland, todo un señor de la actuación, que está espléndido como patriarca de los Darling. Por supuesto, son todos guapísimos. Lástima que el abogado tenga un físico tan soso.

El argumento se centra en Nick George, un hombre que de pequeño tuvo que presenciar cómo su padre sacrificaba su intimidad y su vida familiar para convertirse en la persona de confianza de la familia Darling, una de las más ricas e influyentes de la ciudad. Nick siempre creció a la sombra de los Darling, y ahora que es un abogado de prestigio en la ciudad como lo fue su padre. Sin embargo, tras la repentina muerte de su padre, recibe una oferta muy tentadora: sustituir a su progenitor como hombre de confianza y abogado oficial de los Darling. ¿La historia se repite?

Tripp Darling (Donald Sutherland) es propietario de viñedos y otras propiedades por todo el mundo. Vive en una preciosa y lujosa casa con su elegante y perfecta mujer Leticia (Jill Clayburgh). Mientras ellos simbolizan los valores más deseados de la sociedad americana adinerada, igualmente encarnan la imagen del escándalo a través de sus problemáticos cinco hijos.

El hecho de convertirse en el abogado de la familia conlleva muchas y profundas complicaciones ya que los Darling y sus cinco hijos adultos no son precisamente hermanitas de la caridad. El hijo mayor, Patrick Darling (William Baldwin) es Fiscal General del Estado en plena carrera para convertirse en candidato a senador. Sin embargo esconde un gran secreto del que no puede deshacerse y cuenta con Nick para resolver la situación.

Karen (Natalie Zea) es la atractiva hija mayor de la familia. Casada en tres ocasiones fue novia del propio Nick cuando eran jóvenes y aún recurre a él en busca de consejo en sus temas personales.

Brian Darling (Glenn Fitzgerald) es un controvertido reverendo de la Iglesia Episcopal. Desarrolló un especial odio hacia Nick cuando eran niños que aún hoy conserva. Sin embargo, ahora necesita de sus servicios para solucionar algún que otro conflicto que afecta a su imagen como reverendo.

Los más jóvenes de la familia son los mellizos Juliet (Samaire Armstrong) y Jeremy Darling (Seth Gabel) que, a sus 20 años, parecen competir por ver quien va más descarrilado en la vida: Juliet, una consentida aspirante a actriz necesita que tomen en serio su carrera; y Jeremy, amigo habitual de la copa en mano, siente haber decepcionado a su padre y se siente odiado por éste.

Los miles de millones de dólares que posee la familia Darling han hecho de ellos una gran familia americana, aunque esta misma razón puede también acabar con ella.