En mis últimas visitas a la biblioteca de Agost para tomar prestado un libro con el que entretener mi ocio estival, me había vuelto de vacío. Es evidente que ni de lejos habré leído una mínima parte de los libros que contiene. No obstante, no encontraba nada que me llamase la atención. Teniendo en cuenta que las novedades superventas tardan tantos meses en llegar que ya han perdido actualidad, se me ocurrió hacerme el carné de la biblioteca de San Vicente.
Albergada en un edificio nuevo muy vistoso, en el exterior decorado con palabras, a las estanterías se accede por una amplia y suave rampa de caracol. Dispone una zona de lectura infantil y otra de ordenadores con acceso a internet, además de que está totalmente informatizada. Una envidia de instalaciones, vaya. Por si fuera poco, el personal que allí trabaja es amable y servicial y conoce su oficio.
Según nos dijeron, cuenta con un fondo de más de 37.000 documentos, de los cuales, cerca de 34.000 son libros, 1.500 documentos sonoros, 1.300 audiovisuales (películas y documentales) y cerca de 300 documentos electrónicos (CD-Roms de diferentes materias). Para disponer del préstamo del fondo documental de la biblioteca había que ser usuario de la Red de Lectura Pública Valenciana: para ello sólo fue necesario aportar una fotografía en color tamaño carnet y rellenar un formulario con los datos personales. Me extrañó que no cotejasen el DNI, demasiada buena fe tienen: cualquiera podría haber proporcionado datos falsos, quedarse con los tres libros del préstamo sin volver a aparecer por allí.
Aunque las novedades superventas están tan solicitadas que es difícil encontrarlas disponibles, tiene muchos otros libros que me apetece leer y que ya iré comentando.
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