Sinopsis:
Nunca dejaré de buscar mi archipiélago de sinceridad... ¿Quieres formar parte de él? «Jamás nos mentiremos... Escúchame bien, eso implica algo más que ser sincero... En este mundo mucha gente es falsa... Las mentiras te rodean... Saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad vale mucho... Quiero que formes parte de mi archipiélago de sinceridad...» «Saber que puedes confiar en la otra persona, que nunca te mentirá, que siempre te dirá la verdad cuando se lo pidas, no tiene precio... Te hace sentir fuerte, muy poderoso...» «Y es que la verdad mueve mundos... La verdad te hace sentir feliz... La verdad creo que es lo único que importa...»
Ahora que voy más o menos al día con las series (han acabado sus respectivas temporadas algunas de mis favoritas), a ver si me pongo a leer como en otros tiempos, que tengo los libros bastante abandonados. Tanto, que huyo de cualquier mamotreto que supere las 300 páginas. Querido Ken Follett y compañía, esperaos al verano por si me animo.
El que he leído a ratos perdidos, porque era corto y me agrada su autor, es Brújulas que buscan sonrisas perdidas, título largo y encantador como casi todos los de Albert Espinosa. Este hombre es el rey del buenrollismo, tanto en sus libros, películas y series (una subtrama de la novela conecta con un episodio de Polseres vermelles). Y no es que en sus trabajos todo sea de color de rosa; al contrario, habla, por ejemplo, de pérdidas, de desamor, de enfermedad, de sufrimiento. Sin embargo, por encima de todo ello, siempre se las ingenia para despertarnos una sonrisa, aunque sea tímida, y el corazón suspira, respira más tranquilo y se expande para albergar emociones positivas. Para ello, el formato corto de sus novelas es muy adecuado. Estilísticamente, solo le reprocharía el abuso –a mi juicio- de los puntos suspensivos, defecto del que adolezco yo también, lo admito.
2 comentarios:
La buena lectura se recomienda sola.
y yo...
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