Sinopsis:
Martin Bohm es un hombre viudo cuyo objetivo en la vida es establecer la comunicación con su hijo de 11 años, Jake, que a pesar de su edad, aún no habla.
Tras varios intentos por enviar a su hijo a una escuela especial, Martin es visitado por Clea Hopkins, una trabajadora social que descubre que Jake es más especial de lo que pensaban: tiene la capacidad de ver cosas que nadie más puede ver, comunicando estas visiones a través de números.
Jake Dewitt es el profesor que intentará desvelar las ecuaciones que presenta el niño y que estudiará como pueden llegar a influir en las vidas de las personas.
Creo que esta serie empieza pronto en Cuatro. La primera temporada tenía un punto de partida fascinante: cómo estamos conectados todos los seres humanos y cómo una acción individual de alguien a la otra punta del mundo nos puede repercutir. Enlazaba historias de diferentes culturas, con diálogos en versión original subtitulada, lo que me extrañó pues a los estadounidenses les gusta poco leer letreros y prefieren que se lo den todo masticado.
El hilo conductor es un don (¿o un superpoder?) de un niño autista que no habla pero cuya voz en off nos introduce en la historia, niño que más de una vez da yuyu; y un padre abnegado, el sólido Kiefer Sutherland, mi principal aliciente para ver la serie, y que conste que no me altera las hormonas.
La segunda temporada dio demasiados bandazos con un asesino fundamentalista, una mega corporación con ínfulas de dominar el mundo, teorías conspiranoicas y un Lukas Haas con la misma cara de empanado que cuando era el niño amish de Único testigo.
En fin, que no habrá una tercera temporada. Mejor, porque anuncian el regreso de Jack Bauer.
1 comentario:
No la seguí regularmente
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