Ya hay protagonistas para la adaptación al cine de las 50 sombras, que serán las que entrevelen las partes pudendas del protagonista masculino, ya veréis.
Hablándolo con Carolina, coincidimos en que el formato de serie habría sido más adecuado. Primero, por la libertad (no sin ciertas restricciones) de la que gozan las cadenas de pago; y segundo, porque el formato casero es más adecuado para el contenido erótico. Creo que un altísimo porcentaje de lectoras se retraerá a la hora de entrar en una sala de cine: a saber quién las verá, a quién verán, quién se sentará a su lado, etc. El taquillazo, si se da, será en formatos para la intimidad, me parece.
Como era de esperar, la elección de los protagonistas no ha sido del agrado de los fans. Ninguna lo habría sido por completo pero, al parecer, el rechazo casi unánime está haciendo arder las redes sociales.
De Dakota Johnson poco puedo opinar pues no la he visto. A priori, le veo poco aspecto de virginal e inocente sino más bien lo contrario. Quizá sean prejuicios míos, disculpad.
Charlie Hunnam no figuraba en ninguna quiniela que yo recuerde, ni siquiera en las más extensas. Lo conocía de la primera temporada de
Hijos de la anarquía y no me hizo ni fu ni fa. Salvo Alex y quizá Bradley Cooper (por cierto, qué guapísimo y encantador estuvo anoche en
El hormiguero), los rubios no son lo mío.
Para ratificar o enmendar mi opinión sobre Charlie, ayer me tragué
Pacific Rim, de esas de robots y monstruos que le gustan a Pedro. Veamos, feo no se puede decir que es el muchacho y de cuerpo no está nada mal. Pero no. No me produce ni el menor morbo, no sé si es porque tiene cara de buen chaval o porque me recuerda a Brad Pitt o no sé por qué, pero no. A priori, para mí no da la talla de Christian Gray. Como dice en un interesante artículo la revista
GQ, “el actor no tiene ese porte aristocrático y pérfido que caracterizaba a otros aspirantes a Grey (Alexander Skarsgård a la cabeza), lo que ya ha llevado a algunas voces internáuticas a preguntarse si los músculos serán suficientes para interpretar a la encarnación de sus fantasías”.
A lo mejor, luego lo veo y me desdigo. Ojalá. De momento, lo dudo.