Sinopsis:
Novela negra, ambientada en el pirineo aragonés, donde la misteriosa desaparición de unas jóvenes parece repetir la investigación sobre unos crímenes que sucedieron en 1973. Un entorno paradisíaco también puede ser el escenario de un crimen horrendo.
Creo que en parte mi desgana lectora se debía a que el libro que estaba leyendo no me convencía. Lo dejé tras medio centenar de páginas y lo sustituí por este. No tardé en retomar el placer de la palabra escrita con esta historia detectivesca de Jerónimo Tristante, ambientada en época contemporánea, por lo que no está protagonizada por Víctor Ros, el policía decimonónico que le ha dado fama.
A pesar de que lamentablemente he encontrado dos faltas de ortografía, he procurado obviarlas para involucrarme en el misterio que se plantea, con raíces en el pasado, como las novelas de Camilla Läckberg. A diferencia de la sueca, a mediados de libro ya barrunté quién era el asesino del pasado y, pocas páginas después, el del presente, y no caí en la trampa de los falsos culpables.
Dos cosas más que me llamaron la atención: una, que nombra la localidad vecina de San Vicente del Raspeig; y dos, la referencia metaliteraria al susodicho personaje de Víctor Ros.
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