Sinopsis:
Un grupo de homosexuales se reúne en un apartamento de Nueva York para celebrar el cumpleaños de un amigo. Cuando transcurren las horas, después de beber y de subir el volumen de la música, la velada comienza a exponer las fisuras que existen entre su amistad y el dolor auto-infligido que amenaza con hacer trizas su concepto de la solidaridad.
Aunque el recuerdo no sea muy vívido, tan pronto empecé a ver esta producción de Ryan Murphy para Netflix me vino a la memoria el estreno en teatro de esta obra teatral en España a mediados de los 70, supongo, quizás antes de la transición democrática. Constituyó un escándalo tremendo oír a aquellos hombres homosexuales hablar de sus problemas, de sus amores, de lo duro de reconocer o no su condición en una época cuando los derechos LGTBI ni siquiera estaban en mantillas.
En esta última versión, por ahora, quizás sea la primera en que si no todos, la mayoría de los actores son gais. La flor y nata, como Jim Parsons, Matt Bomer o Zachary Quinto, actores fetiche de Ryan Murphy, todos en estado de gracia.
Como tema vertebral, la homofobia que, medio siglo después, sigue, por desgracia, vigente.
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