Sinopsis:
Dos hermanos profesionales del wrestling que son a la vez rivales: uno es un villano o "heel" en el ring; el otro un héroe, o "face", y ambos luchan por la promoción de la lucha libre legado de su difunto padre, compitiendo por la atención nacional en la pequeña ciudad de Georgia.
Antes de empezar la serie, la única acepción de heels que conocía era tacones, lo que no me casaba con la temática de la lucha libre.
Aunque ahora estoy desconectada, hubo una época en que seguía el espectáculo de la WWE e incluso fui a ver una actuación en Torrevieja. La serie refleja el pariente pobre, el de las funciones de pueblo que no cuentan con los medios ni la multitud de espectadores de la franquicia multinacional.
Tanto en unos como en otros, todo está guionizado, desde los golpes hasta esa especie de culebrón de rivalidades y odios entre luchadores, donde unos son los favoritos del público y otros los que reciben los abucheos: los heels. Por fin sé a qué se refiere el título.
La rivalidad entre los dos luchadores protagonistas proviene del hecho de ser hermanos. Conocía a Stephen Amell por Arrow, aunque aquí se luce más. El que ha sido una sorpresa es Alexander Ludwig, un tipazo impresionante.
Me gusta que la serie tenga un final, aunque se podría alargar. No me importaría.
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