Sinopsis:
Narra de manera íntima la historia de un hombre bueno, el médico colombiano Héctor Abad Gómez, carismático líder social y hombre de familia, un destacado médico y activista por los derechos humanos en el Medellín polarizado y violento de los años 70. La trama relata la vida del doctor y padre de familia, preocupado tanto por sus hijos como por los niños de clases menos favorecidas. En su casa se respiraba la vitalidad y la creatividad características de una educación fundamentada en la tolerancia y el amor, pero la violencia ambiental del país condicionaba la vida de todo su entorno.
De películas en casa he visto la emotiva El olvido que seremos, premio Goya a la mejor película Iberoamericana de 2020, cuya adaptación a novela gráfica ya había leído. Fernando Trueba sabe trasladar a imágenes la rica vida del colombiano Héctor Abad Gómez, médico tan adelantado a su tiempo y a su espacio que se tuvo que enfrentar a la violencia de su país. Tan importante como él es su familia, la cotidianidad de unas personas que se quieren, que ríen y lloran juntos, a pesar de la distancia a veces. La película es tan luminosa como trágica, tan tierna como esclarecedora. El traslado a imágenes no habría sido tan eficaz sin la presencia de Javier Cámara, espléndido aquí en uno de sus mejores trabajos, lo que es mucho decir. Es asombrosa la recreación del personaje, por parecido al real sin que chirríe el acento colombiano porque no parece falso.
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