Con estos calores, viajar a la provincia de Albacete el domingo 12 quizás no fuera lo más aconsejable, pero lo cierto es que la excursión de ayer fue bastante llevadera, teniendo en cuenta las altas temperaturas. Menos mal que el autocar llevaba aire acondicionado para aguantar las más de dos horas de viaje.
La primera parada fue el mirador de Amílcar Barca, enterrado por allí según la leyenda. Un paisaje impresionante. Según los historiadores actuales tuvo que ser un lugar de culto muy importante para las diferentes culturas que poblaron esta zona, por ello, este mirador tiene un área recreativa un tanto peculiar, ya que cada mesa de piedra representa cada una de esas culturas y civilizaciones que pasaron por estas tierras (la íbera, la cartaginesa, la romana, la visigoda y la árabe).
Llegamos a Elche de la Sierra una semana antes de sus fiestas mayores de Corpus Christi, lo que nos reprochaban los lugareños. El plan era visitar la iglesia de Santa Quiteria, en especial el órgano que, al parecer, es el único que se puede pasar por debajo. Según nos explicó la guía local, el párroco se había marchado de ejercicios espirituales y llevado la llave consigo, de modo que fue imposible entrar. El otro punto de interés era el lavadero, del estilo del de Agost pero bastante más grande. Solo se pudo ver por fuera porque las lluvias habían dañado el techo y permanece cerrado hasta que lo reparen.
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