En el club de lectura de la biblioteca local teníamos para comentar Las herederas de la Singer, de Ana Lena Rivera, una maravilla de novela. La dejamos para la vuelta del verano con tal de que la gente tuviera más tiempo para leer el medio millar largo de páginas. Como me estaba gustando tanto, se me ocurrió ponerme en contacto con la autora vía mensaje privado de Instagram contándole que nuestro modesto club iba a comentar su novela. Para mi sorpresa, Ana me contestó amablemente, demostrando ser una mujer encantadora. Tanto, que se ofreció a conectarse con nosotros el día de la reunión por Skype o Zoom. El problema fue que la biblioteca estaba cerrada en agosto, así que no le pude asegurar si cabría la posibilidad con los recursos de allí. Llegado septiembre, puse en antecedentes a la bibliotecaria, quien no puso objeción a montar el operativo. El inconveniente fue que, con tanta espera, la autora ya tenía cerrada la agenda. Le sugerí si podía mandarnos un saludo y fue tan amable de grabarnos un precioso vídeo de más de tres minutos. No se puede ser más adorable.
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