A finales de agosto y principios de septiembre se celebran las fiestas del barrio de San Ramón. Como el año pasado María fue una de las reinas infantiles de las fiestas, este año le tocó despedirse del cargo, acompañada de su hermano Marc, así que el jueves fui a la ceremonia, que también era el punto de partida de las fiestas. Al día siguiente asistí a la misa de campaña en honor al santo.
El sábado compartí almuerzo con mis amigas Loli, Paqui, Nati y Mari Pau ya que está última se empeñó en invitarnos, por mucho que nos ofrecimos a pagar nuestra parte. Su razón era celebrar que se ha quedado bien de su operación de cabeza a principios de año; por descontado, brindamos a su salud y a la nuestra.
Como mi amiga Rosa vive allí, tan generosa ella, el lunes nos invitó a merendar a las Guapetonas y a Mari Pau, que es vecina suya desde que se mudó. En la calle, cortada al tráfico, nos llenó la mesa de coquitas de todo tipo y fiambre. Después del salado, el dulce: chocolate a la taza con magdalenas, ensaimadas, empanadillas de boniato, fartons,... Pero lo mejor fue la visita de sus dos nietos, Martín y Leo, que están para comérselos a achuchones.
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