Sinopsis:
Jorge es un abogado brillante. Saca adelante su bufete, trabaja sin descanso en los casos más complicados, es extremadamente responsable y, cuando acaba el día, se pone al límite en el gimnasio hasta agotar todas sus fuerzas. Algunas veces el entrenamiento funciona. Otras, nada ni nadie puede apartarlo de esa pulsión que lo lleva a lo más oscuro: su adicción al sexo rápido con desconocidas. Un aseo público, un parque, un reservado… Es su oscuro secreto, eso que intenta mantener a raya durante todo el día para que no acabe devorándolo. Jorge, el depredador con sonrisa irresistible, el que logra vencer las defensas de cualquier mujer… Aunque hay una que se le resiste. Irene Ávila. La joven e implacable juez Ávila, de carrera meteórica, temida y respetada a la vez. La que se pasea por los juzgados sin mirar a nada ni a nadie, concentrada en su trabajo, bella y distante. Inalcanzable, como si fuera un reto a la medida de Jorge.
Aún me quedan unos cuantos libros de romántica de los que se adjuntan en algunas revistas por un precio módico. Aunque siguen apareciendo y no suelen superar los cuatro euros, me he hecho el firme propósito de no comprar más hasta que no rebaje el montón de pendientes.
Esta novela al menos está correctamente escrita y no insulta la inteligencia del lector, premisa que debería ser básica pero que no siempre se cumple.
La protagonista es una mujer profesional que no necesita de un príncipe azul que la rescate. Aun así, guarda traumas que le impiden disfrutar del amor, justo lo mismo que le sucede a su antagonista, que se convertirá en objeto de su deseo, ya que su relación comienza con prácticas sexuales cuya idoneidad no comparto en absoluto. Allá cada uno con sus gustos.
Acaban bien, no sufráis.
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