Con tal tsunami de calor hay que pensárselo mucho antes de salir a la calle. Así que poco tengo que contar, a excepción del cumpleaños de mi amiga Paqui, que muy mal tendría que estar para perdérmelo. Fue el día 8 y lo celebró el sábado 9.
En el restaurante hay aire acondicionado, de modo que estuvimos la mar de a gusto, disfrutando de la coca a la pala y, en especial, de la tarta de Rosa: a petición de la homenajeada, era de almendra, de estilo tradicional, como las que nuestras madres encargaban a la panadería de siempre para festejar nuestros primeros cumpleaños y llamar al fotógrafo para inmortalizar el momento. Fue un viaje por la memoria del que regresamos para hacer entrega de los regalos que ella misma había escogido: unas zapatillas Skechers y una camiseta Adidas para sus caminatas.
Estos ratos con mis amigas me dan vida.



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