El pasado fin de semana tuvo lugar la VI edición del Festival de Narración Oral de Agost, El Xiulit. Salvando distancias, conecta con la película El cautivo como homenaje a los contadores de historias, a los garantes de la tradición oral, a quienes fomentan la imaginación por medio de la palabra.
De las actividades del sábado, asistí a Un pueblo de cuentos, una ruta itinerante por Agost con cuatro paradas en la que los cuentacuentos Estrella Ortiz, Alberto Celdrán, Eva Andújar y Fran Pintadera nos relataron una historia para delicia de grandes y, sobre todo, pequeños.
La sesión de la noche estaba orientada a adultos, así que fui con mis amigas Nati y Paqui. En la ermita desacralizada de san Pedro, Alberto Celdrán nos conmovió con Tejedoras, un relato que recoge leyendas de la mitología cubana vinculadas al mundo del hilo y protagonizadas por mujeres, en homenaje al universo femenino que tejió vida, abrigo y hogar. A continuación, con los siete euros que habíamos pagado por cabeza, degustamos un piscolabis mejor que el del año pasado y, sobre todo, disfrutamos de la compañía y la preciosa noche que hacía.
El domingo por la tarde fui a la sesión previa a la clausura, titulada Pelos como escarpias, ya que los cuernos que narró Fran Pintadera tenían como hilo conductor el terror, evidentemente muy light al estar dirigido a niños.
Aparte de pasarlo bien, no dejé de observar que más del ochenta por ciento de los asistentes eran forasteros, lo que no deja en buen lugar a mis paisanos. Seguro que más del uno y de cuatro se quedará de que "en Agost nunca hacen nada". Que no se me tome por xenófoba ni mucho menos, pero me duele que mis conciudadanos no aprovechen las actividades que se pagan con sus impuestos y los míos.

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