Sinopsis:
Robert Langdon, el célebre profesor de simbología, viaja a Praga para asistir a una conferencia revolucionaria impartida por Katherine Solomon, una brillante científica noética con quien ha iniciado una relación. Katherine está a punto de publicar un libro cuyos asombrosos descubrimientos sobre la naturaleza de la conciencia humana prometen desafiar siglos de creencias consolidadas. Pero un brutal asesinato desata el caos, y Katherine desaparece sin dejar rastro junto con su valioso manuscrito.
Cuando empiezo a leer un libro en digital, no suelo mirar el número de páginas de la versión impresa. Mal hecho. De haber visto que eran 832 me habría pensado dos veces emprender la lectura.
Aun así, probablemente lo habría empezado, ya que he leído todos los libros de Dan Brown protagonizados por Robert Langdon (que no tiene nada que ver con Tom Hanks: la peor decisión de casting de la historia del cine) y me habían intrigado y entretenido, aunque también es verdad que el anterior, Origen, situado en España, empezaba a mostrar señales de decadencia.
Para estar en Praga, pocos son los enigmas que se le presentan a Langdon, que incluso yo descifré uno, y más parece un McGyver.
El problema es que un ochenta por ciento del libro es un tratado sobre temas técnicos difíciles de entender para mi pobre capacidad de iluminación científica, lo que le confiere un grado de aburrimiento considerable.
Que sí, que hay un giro argumental que no se ve venir, que a todos nos interesa saber qué sucede tras la muerte, que hay persecuciones, asesinatos, conspiraciones y demás, pero no se salva de ser un peñazo.
Procuraré que mis próximas lecturas sean más breves para no quedarme con la impresión de tiempo perdido.
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