Sinopsis:
Australia, creación del visionario realizador Baz Luhrmann, es una aventura épica y romántica llena de acción, ambientada en dicho país en la perturbadora época en que la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de estallar. En la película, una aristócrata inglesa (Kidman) viaja al remoto continente donde conoce a un tosco oriundo (Jackman) y, de mala gana, acepta que ambos unan sus fuerzas para salvar la tierra que ella acaba de heredar. Juntos se embarcan en una odisea que los transformará llevándolos a través de cientos de millas del paisaje más bello e implacable del mundo, sólo para acabar enfrentándose al bombardeo de la ciudad de Darwin por parte de las fuerzas japonesas que atacaron Pearl Harbor. Con esta nueva película, Luhrmann muestra su arte en un vasto lienzo, creando una experiencia cinematográfica en la que se mezclan el romance, el drama, la aventura y el espectáculo. Es una aventura tan épica como la tierra en la que se desarrolla el argumento.
Mi amiga Nati y yo fuimos al cine a disfrutar de los encantos de Australia, del principal de los cuales hablaré después. La película no está mal (de hecho, las dos horas y tres cuartos que dura no se me hicieron pesados), pero no me acabó de enganchar. Con el intento de crear una especie de “Lo que el viento se llevó” australiano, el director quiere abarcar tanto (melodrama romántico, toques de comedia, crítica social, canto antirracista, misticismo new age, drama bélico,...) que el producto final adolece de falta de cohesión. Eso sí, la fotografía de los inmensos paisajes abiertos del continente es bellísima.
Al parecer, los críticos afirman que la interpretación de Nicole Kidman es deficiente al lado de un Hugh Jackman "viril, elegante y fuerte", mientras que ella permanece "inexpresiva y fría". El presunto abuso de bótox de la actriz, que muchos medios comentan, podría estar detrás de su inexpresividad facial. Aunque no es de sus mejores papeles, la Kidman no está tan mal, una vez te acostumbras a sus mohines de contrariedad y a sus ojos abiertos de par en par por el miedo o el dolor. El asunto no es que ella esté más o menos acertada, sino que pierde todo brillo al lado de Hugh Jackman, la gran revelación, un hombre de verdad que se come la pantalla", deslumbrando a su compañera. Qué película tan distinta habría sido de haberla protagonizado Russell Crowe, que era la elección inicial del director.
Resulta sorprendente que en una película romántica, de época y con estrellas de la talla de Kidman y Jackman, sea el personaje masculino el que destaque y tenga la mayoría de los planos heroicos. Jackman con barba, Jackman en la ducha (bendito sea el director que fomenta el afán higiénico), Jackman a caballo, Jackman en traje, Jackman bajando de un barco al rescate de Lady Ashley... En el apogeo de belleza de Mel Gibson en Mad Max, recuerdo que Maruja Torres lo calificó de “el polvo del desierto”. Sin duda, ahora se lo otorgaría a Hugh. Resulta un regalo para las espectadoras femeninas. A mí no me sorprendió porque ya me gustaba, como alguna vez he comentado en este blog, pero mi amiga, que no lo conocía, se declaró ferviente enamorada del que se ha llamado el hombre más sexy de 2008. Por cierto, es también el encargado de presentar la próxima ceremonia de los Oscar. A ver qué tal lo hace pues tengo entendido que canta y baila muy bien. Espero que me la grabe mi sobrina del Digital Plus.
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