Sinopsis:
En el año 1566. Creta ha sido ocupada por los venecianos. Tras huir de la isla a causa de una matanza de sublevados cretenses, el pintor Domenico Theotocopoulos llega a Venecia siguiendo a su amante. Francesca da Rimi, hija del gobernador veneciano en Creta. Allí encontrará trabajo en el estudio de Tiziano, donde pronto destacará sobre el resto de artistas y será descubierto por el Niño de Guevara, un sacerdote español, con el que mantendrá una extraña relación. En Madrid se enamora de Jerónima de las Cuevas, hija de un noble militar, con quien convive y con quien tiene un hijo. Se establecen en Toledo, donde el pintor conoce un éxito fulgurante, condenándose con las más altas esferas políticas y religiosas. En esa misma ciudad se reencuentra, años después, con su amigo Niño de Guevara, ahora convertido en Gran Inquisidor.
Lo mejor de la película es la ambientación, en especial la luz y los claroscuros, además de vestuario, caracterización, etc. Por el contrario, la historia no acaba de enganchar. Tiene un cierto regusto a rancio, como las biografías de personajes históricos que se filmaban en el franquismo. A modo de flashback, el film nos cuenta la vida del genial pintor y su peculiar relación con el Niño Guevara. Este duro personaje, al que le atribuyen tendencias homoeróticas hacia el pintor, tiene el rostro de Juan Diego Botto, quien borda su interpretación convirtiéndose en lo mejor de la cinta. Me habría gustado oírlo hablar en inglés en la V.O., a ver qué tal se le daba. Que los actores estén doblados también lastra la (escasa) acción que hay. El actor que encarna a El Greco es de lo más soso aunque baile el sirtaki o algo parecido. Incluso me esperaba más de la banda sonora de Vangelis, que aquí tenía el caldo de cultivo propicio (Siglo de Oro + religión) para crear una música gloriosa al estilo de La misión.
Lástima que se haya invertido tanto dinero público en esta peli, aunque he leído que en Grecia ha sido un bombazo de taquilla.
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