Sinopsis:
En la selva del sureste de Asia se rueda una superproducción sobre la guerra de Vietnam con varias estrellas: Tugg Speedman (Ben Stiller) es una mimada superestrella de acción cuya carrera va a menos. Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.), un intenso actor tres veces ganador del Oscar; Jeff Portnoy (Jack Black), estrella de una popular y grosera saga de películas, Alpa Chino (Brandon T. Jackson) estrella del hip-hop metido a actor, y el novato Kevin Sandusky (Jay Baruchel). Pero, a medida que transcurre el rodaje, todo lo que podría ir mal, va mal. Todos se quejan por las condiciones de trabajo. La situación va de mal en peor, sobre todo para el director de la cinta, Damien (Steve Coogan). Tanto es así, que su reparto de estrellas acaba abandonado en mitad de la jungla. Ellos creen que Damien los seguirá filmando con cámaras ocultas, pero lo cierto es que en la selva se desarrolla una auténtica guerra. Así pues, los protagonistas deberán hacer todo aquello que harían sus personajes, y sobre todo, comportarse como auténticos soldados si quieren salir con vida de ese infierno.
Me niego a incluir el subtítulo ‘Una guerra muy perra’. Se trata de una de las comedias más divertidas e inteligentes (aunque a priori no lo parezca) de los últimos tiempos. Nada más que llamando Alpa Chino a uno de sus personajes, ya se tiene la sensación de va a haber cachondeíto del bueno. Ben Stiller, que no es tonto, sabe muy bien como se cuecen las habas en el mundillo cinematográfico y no deja títere con cabeza en su acertada, ácida y cínica crítica contra los estamentos hollywoodienses. Arremete, desde el umbral de lo políticamente incorrecto (se le ha criticado sus alusiones a los discapacitados mentales), contra la identificación de las estrellas con auténticos ídolos modernos, contra la contribución de los medios de comunicación a la conversión de los intérpretes en iconos sagrados y contra los propios directivos que manejan los hilos desde los despachos de los grandes estudios.
Mención especial para Robert Downey Jr., uno de mis favoritos, que ha pasado de Iron Man a esta parodia absurda sobre el cine bélico de forma muy digna y cuya interpretación es delirante: un actor metódico donde los haya que es capaz de operarse para oscurecer su piel y dar vida, con más credibilidad, al sargento afroamericano al que interpreta.
Los secundarios son también de lujo, un Matthew McConaughey que da vida al fiel agente de Stiller y, cosa rara, no se quita la camisa; un falso héroe con el rostro de Nick Nolte; y, sobre todo, un casi irreconocible Tom Cruise gordo, calvo, peludo y mal hablado, que dice mucho a favor de él y con el que recobra mi respeto. El tío es un talento y vale mucho para la industria cinematográfica. Lástima que la Cienciología le coma el coco de esa manera.
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