Sinopsis:
Pasión por la pintura, pasión amorosa, pasión revolucionaria. Es la pasión de muchacho, un relato en dos partes. A través del destino complejo y agitado de un joven pintor seminarista, Emmanuel Lepage nos ofrece una obra llena de generosidad y rebeldía.
La Nicaragua de Somoza sirve de trasfondo a la peripecia vital de un joven seminarista que acude a un pueblo perdido del interior para pintar un fresco de la Pasion de Cristo en la iglesia. Allí descubrirá que hay modos muy distintos de entender las escrituras, que donde pobreza no es fácil elegir bandos y que el deseo y el arte tiene una conexión espiritual.
Soy pésima lectora de cómics, lo reconozco. Arrastro el vicio de ir de cabeza a buscar la letra impresa y prestar poca presencia a las imágenes, sostén vertebral del lenguaje del medio. Por eso, cuando la bibliotecaria me recomendó esta serie de dos libros, dudé por un momento y al final acepté por no hacerle el feo. No me arrepentí, me alegra decirlo.
La nueva denominación de novela gráfica se ajusta a la perfección a esta historia. Contiene los elementos propios de una narración atractiva (argumento, personajes, localización tiempo histórico,…), pero apoyados en o al servicio de (no tengo clara la disyuntiva) unas imágenes de gran fuerza y belleza.
Otro de mis vicios es asociar el medio con temática infantil o humorística, cuando es evidente en este caso y en el de numerosísimos más que tiene la potestad de sustentar cualquier argumento: dramático, histórico, religioso, sexual, como sucede aquí.
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