jueves, 17 de marzo de 2016
Siente Reloaded
El sábado pasado Mari Pau y yo estuvimos en este espectáculo ofrecido por el Ayuntamiento. Mientras los infantiles rebosan de público, los destinados a adultos apenas llenan la mitad del aforo, lo que me enerva, sobre todo cuando se trata de algo novedoso como Siente Reloaded, una performance del mentalista Toni Pons. Parto de la base de que siempre he sido escéptica con este tipo de actuaciones, pero, ¡ay, amigos míos!, una cosa es verlo en televisión y suponer que el hipnotista y el público están conchabados, y otra es que sean tus propios paisanos quienes sufren los efectos.
Para empezar, el señor aseguró que nadie puede ser hipnotizado en contra de su voluntad, que no obligaría a nadie a participar y que nadie sería objeto de burla. La primera parte del espectáculo la dedicó a juegos mentales para hacernos ver que no somos tan libres como creemos y que, con las técnicas adecuadas, nos pueden dirigir el pensamiento. Así, adivinó números y dibujos hechos por espectadores o palabras seleccionadas de un libro.
Si ya con esas muestras Mari Pau y yo flipábamos, con el plato fuerte que iba a continuación ni os cuento. Primero hizo unas pruebas para saber quiénes de los asistentes tenían mayor capacidad de concentrarse y eran más receptivos a su voz. Como era de esperar, ni mi amiga ni yo, que comemos ansias, tenemos la mínima concentración, lo que es un fastidio. Ojalá pudiera o supiera relajarme para no ser tan nerviosa ni tan sufridora.
De entre las personas que pasaron dichas pruebas seleccionó a una decena y las invitó a subir al escenario. Todos subieron y se sentaron en unas sillas. Y sí, los hipnotizó, se durmieron, se rieron, se cayeron, más una serie de actos que demostraban que no tenían potestad sobre sí mismos. Escalofriante, de verdad. El colmo fue cuando a una compañera de trabajo la puso rígida, le apoyó la cabeza y los tobillos en sendos caballetes y se quedó como una tabla, como veis en la foto de arriba. ¡Lo que me hizo sufrir la pobre! ¡Y luego estaba la mar de bien!
Al término de la función, salimos al vestíbulo de la Casa de Cultura y saludamos al “artista”. Si no estábamos bastante alucinadas, nos acabamos de rendir al ver que aún podía hipnotizar a algunos de los que habían participado en el escenario. Allí mismo, a nuestros pies, cayó un exalumno mío al que le hizo beber tan a gusto de un vaso vacío. Llevo unos días que no paro de contar las peripecias a todos cuantos no asistieron y aún sigo impresionada.
El vídeo está colgado por el propio Toni Pons en Youtube, de una de sus actuaciones.
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2 comentarios:
Pues yo tampoco tengo ninguna capacidad de concentración y me daría miedo que me hipnotizaran.pero me hubira gustado ver el espectáculo.
Me alegra ver que no os perdeis nada
y por cierto os veo muy guapas y risueñas
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