El domingo asistí al concierto de un grupo valenciano
de pop-folk llamado Deliri, compuesto por voz y guitarra, bajo, batería y
violín/acordeón. Los cuatro chavales cantan composiciones propias en mi lengua
materna y, para mi sorpresa, sonaban bastante bien. Donde esté la música en
vivo... Lo que quizás falló fue el público asistente: a los que no éramos de la
tercera edad se nos podía contar con los dedos de las manos. Lo que acrecentó
la rabia que me produce cuando se dice que no se organizan eventos para la gente
joven. ¿Para qué, si cuando los hay no acuden? De todas formas, la audiencia
aplaudió a rabiar y no se fue descontenta, al menos los que se quedaron hasta
el final del concierto.
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