domingo, 23 de septiembre de 2018

Huesca



El domingo 9 madrugué para subir al autobús que nos llevaría a mi hermana y a mí, junto a un grupo de las Amas de Casa de Agost y otras personas procedentes de Torremanzanas y más localidades alicantinas con destino al Pirineo Aragonés.


Paramos en Huesca para comer y pasear por la ciudad. Sin olvidar su papel de “puerta de los Pirineos” –no en vano sus límites urbanos rozan las lindes de las sierras exteriores pirenaicas – ni su considerable patrimonio histórico tras diferentes encarnaciones (íbera, romana, visigoda, musulmana…), la capital oscense tiene más que ofrecer de lo que me pensaba. Lástima que por falta de tiempo no pudimos profundizar, ni siquiera entrar en la Catedral.


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