Sinopsis:
Un joven de veinticinco años, con antecedentes por delitos informáticos, desaparece en la zona del Campo de Gibraltar. Hay testigos que aseguran haber visto cómo un grupo de hombres lo abordaban en plena calle y lo metían a la fuerza en un coche. Poco después de su desaparición, se reclama por él un abultado rescate en efectivo, que los suyos abonan sin rechistar. Desde entonces, no se vuelve a saber de él, lo que hace pensar que han acabado con su vida.
Tres días después de la desaparición, el subteniente Bevilacqua y la sargento Chamorro reciben el encargo de tratar de esclarecer lo ocurrido. Viajan para ello al Estrecho, donde se encuentran con un microcosmos en el que las leyes son relativas, el dinero negro corre a raudales y su blanqueo es una necesidad cotidiana. Un lugar lejos del corazón de todo donde nada es de nadie y todo puede tomarse, donde nadie mira y nadie ve, y donde, en fin, cualquier cosa es posible.
Por fin he tenido la tranquilidad suficiente para degustar esta novela que me regaló mi sobrina por mi boda, además con el detalle de estar firmada por el autor, al que admiro muchísimo, como este blog bien sabe.
Han pasado 20 años desde que Lorenzo Silva ganó ese Premio Ojo Crítico por El lejano país de los estanques, primer caso de los agentes Bevilacqua y Chamorro. Sin embargo, yo lo conocí con la segunda entrega, El alquimista impaciente, por pura casualidad, ya que salió en una barata colección de kiosco. Desde entonces, no me he perdido ninguno de las 11 aventuras de este ya clásico de la novela negra.
Dos aspectos quiero destacar de ellas, uno de forma y otro de contenido, aunque vayan ligados indisolublemente. Lorenzo Silva escribe bien, se preocupa por escribir bien. Lo que parece una obviedad no lo es tanto, teniendo en cuenta la pobreza expresiva, gramatical y sintáctica que encuentro en muchos libros, de lo que me he quejado repetidas veces en las reseñas que publico. Por otra parte, me adhiero a la opinión de Paul Preston que describe la serie de Bevilacqua y Chamorro como indispensable para entender la sociedad española actual y postfranquista, y la evolución que ha experimentado en estas dos décadas. Como ejemplo que recoge la última entrega, la proliferación de delitos informáticos. Huyendo, por fortuna, de lo morboso, Silva nos lleva al Campo de Gibraltar, escenario conocido por la película El niño. Más que en los delincuentes de poca monta, se centra en los que operan frente a un ordenador.
Seguiré leyendo lo que publique Lorenzo Silva, aunque no sea protagonizado por la pareja de guardias civiles, porque es un autor que cuenta con mi respeto, por su labor literaria y por el sentido común que demuestra en entrevistas y redes sociales.
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