Sinopsis:
En un pacífico complejo privado para jubilados, cuatro improbables amigos se reúnen una vez a la semana para revisar antiguos casos de asesinatos locales que quedaron sin resolver. Ellos son Ron, un exactivista socialista lleno de tatuajes y revolución; la dulce Joyce, una viuda que no es tan ingenua como aparenta; Ibrahim, un antiguo psiquiatra con una increíble capacidad de análisis, y la tremenda y enigmática Elizabeth, que, a sus 81 años, lidera el grupo de investigadores aficionados… o no tanto.
Según la bibliotecaria de mi localidad, el género preferido de mis paisanos es el thriller, así que procura comprar ejemplares que tengan salida.
Este libro se enmarca en la tradición británica de costumbrismo y su pizquita de comedia.
Que los presuntos detectives aficionados pertenezcan a la tercera edad tiene antecedentes tan conocidos e ilustres como Miss Marple o la señora Fletcher. Los ancianos de esta novela viven en un complejo residencial y crean el club del título para resolver casos ya olvidados por la policía. Relacionados con chanchullos inmobiliarios, se enfrentarán a crímenes actuales y a otros enraizados en el pasado.
Además del talento deductivo de los abueletes nos tienen al corriente de los problemas derivados de la edad, desde achaques a pérdidas de memoria, de donde surgen los momentos de humor.
Al parecer, el libro ha tenido tanto éxito que pronto se publicará una continuación. No me importará leerla.
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