Sinopsis:
Ambientada en hechos reales, aunque ocultando el nombre real de la detective de policía que recibió el encargo de sus superiores de infiltrarse en la vida de Colin Stagg, al que pruebas circunstanciales incriminaban como principal sospechoso de la violación y asesinato en serie de varias jóvenes. Un perfil psicológico que asociaba a Stagg con el asesino por leves detalles de carácter como ser un joven tímido e introvertido, con traumas infantiles mezclado con una apariencia física donde su mirada esquiva y huidiza lo hacen aparentar ocultar cosas a su interrogador.
En comparación con los últimos años, últimamente son pocas las series británicas que me cautivan. Veamos: no son malas ni muchísimo menos, pero veía las de antes con un marchamo de calidad que las diferenciaba de las de otras nacionalidades y que ahora se ha diluido.
Lo que siguen teniendo de bueno es que no se hacen pesadas: en cuatro episodios nos cuenta la historia de una policía que trabaja de incógnito y tiene que aproximarse a un presunto asesino en serie para hacerle confesar sus crímenes. Oficio duro donde los haya, sobre todo para las mujeres policía, pues infiltrarse en ambientes delictivos predominantemente masculinos puede conllevar contactos sexuales, peligro que no suelen sufrir los hombres.
Por descontado, cuenta con interpretaciones excelentes, marca de la casa.
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