Sinopsis
Toni, un profesor de instituto enfadado con el mundo, decide poner fin a su vida. Meticuloso y sereno, tiene elegida la fecha: dentro de un año. Hasta entonces cada noche redactará, en el piso que comparte con su perra Pepa y una biblioteca de la que se va desprendiendo, una crónica personal, dura y descreída, pero no menos tierna y humorística. Con ella espera descubrir las razones de su radical decisión, desvelar hasta la última partícula de su intimidad, contar su pasado y los muchos asuntos cotidianos de una España políticamente convulsa.
No he contado cuántas semanas he tardado en leer esta novela. Mal asunto, porque no puedo achacar la tardanza solo a las 704 páginas.
Para empezar, no pongo en duda la maestría literaria de Fernando Aramburu: poco se puede añadir al fenómeno (merecido) que supuso Patria y la joyita que me pareció Autorretrato sin mí. Cualquier página de la novela que me ocupa, al azar, es una prueba fehaciente del talento narrativo de este señor, pura maravilla.
¿Cuál es el (mi) problema, pues? La falta de conflicto. Me explico: no reprocho la ausencia de la estructura tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, y no me molestan en absoluto los saltos temporales, adelante y atrás, para rememorar episodios de su vida. Lo que echo de menos es un propósito, un querer saber cómo sigue la historia, adónde va a llegar. Lamento decirlo, pero en momentos me ha cansado y he estado tentada de abandonar la lectura. A sabiendas de que a muchos les puede parecer un sacrilegio, creo que con la mitad de páginas la habría disfrutado más.
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