Hace dos viernes viví una experiencia nueva: ser presidenta de mesa de unas elecciones sindicales. Como tal novedad, pedí que me hicieran una foto con mis compañeras de mesa.
Me habían convocado semanas antes porque soy la empleada de mayor antigüedad entre el personal laboral no funcionario.
Se hizo un poco cansino por más de tres horas que tuvimos que estar allí hasta firmar las actas. Lo salvó el buen ambiente.
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