El domingo pasado fue Domingo de Ramos, la puerta de entrada a la Semana Santa. Como manda la tradición, íbamos de estreno.
Con la mañana tan buena que hizo, no es de extrañar que la procesión estuviera concurrida, todos con nuestras mejores galas.
A su término, no me quedé a la misa porque había asistido la víspera, en memoria del tercer aniversario del fallecimiento de mi madre.
Eso sí, me hice una foto con Jesucristo nada menos, interpretado por mi paisano Pedro Miguel Mollá Román, a quien agradezco el detalle.
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