Sinopsis:
Dos sacerdotes de la Congregación para las Causas de los Santos, el equipo del Vaticano responsable de verificar y estudiar los milagros de potenciales santos, son enviados a México para verificar supuestas sanaciones milagrosas en una institución psiquiátrica por parte de otro clérigo. Al llegar a Ciudad de México reciben la noticia de que el sacerdote ha desaparecido. Sus vidas y su fe son puestas a prueba cuando descubren una colonia psiquiátrica ubicada en la periferia que parece esconder más de un secreto: un misterio enterrado durante décadas que involucra a todos los habitantes del pueblo.
Aunque a Pedro no le suelen entusiasmar las series de habla hispana, lo animé a ver este coproducción mexicano-argentina ambientada en México. Sabía que se engancharía porque aprecia las tramas con misterios religiosos y presuntos milagros. A mí también, y más si sale un cura tan cañón como Miguel Ángel Silvestre. Qué risa con el contraste del malhablado español y el comedido mexicano.
Frivolidades aparte, los ocho episodios que componen la serie mantienen el interés, aunque van flojeando a medida que se acerca el final, con un cierto lastre de culebrón, lo prueba que le sobran algunos.
A mi parecer, su mayor debilidad es la resolución del misterio, tan atropellada y confusa que requeriría un segundo visionado para ver cómo se ha llegado a tal conclusión. Por supuesto que no me puse a revisitarla.
Lo mejor es la química entre Miguel Ángel Silvestre y Luis Gerardo Méndez, que interpretan a dos sacerdotes de personalidades opuestas cuyas peripecias investigadoras no me importaría continuar viendo si hubiera una segunda temporada.
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