Me da rabia nombrar el calor en pleno verano, pero es que no lo puedo evitar, y mirad que quisiera. El otro día, esperando en el centro de salud a que atendieran a Pedro, bien por el achicharramiento de la calle, bien porque no había desayunado apenas, el caso es que me dio una pájara. Pedro se lo comentó a Antonio, el enfermero, y me puso el tensiómetro. Más bien cuatro o cinco, pues no había manera de encontrarme la tensión. Eso no es una novedad, que me pasa siempre. "También cuando intento encontrarle el pulso", añadió Pedro. A lo que Antonio respondió con su sorna habitual: "¿Y tú para qué le buscas el pulso? ¡Búscale el punto G, que es más divertido!".
Consiguió encontrar la tensión con un aparato que parecía un transistor y que emitía unos ruidos que parecían psicofonías y, ya metidos en el cachondeo, así se lo hice notar para que llamase a Iker Jiménez. Al parecer, la tensión estaba un poco alta y me emplazó para un electrocardiograma. Salió bien, por lo que colegimos que fue un vahído pasajero sin mayores consecuencias.



2 comentarios:
Cuidarse Conchi, no tenemos edad... 😜😜😘😘
Estos calores tremendos nos acosan a todos. A cuidarse mucho!!!
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