El último miércoles de junio tuve que ir a urgencias. La víspera empecé a toser y fue a más, aparte de unas décimas de fiebre. Hala, si no tenía suficiente con los resfriados de invierno, ahora también me abono a los de verano. El doctor me recetó un antibiótico antes de que fuera a más, a instancias de mi neumólogo.
Fui mejorando con el transcurso de los días, pero me perdí los primeros actos de las fiestas, la bajada del santo desde la ermita desacralizada de san Pedro y el desfile infantil.
Más de una semana después voy mejor del resfriado, en efecto, sin acabar de recuperarme. Terminado el antibiótico que me recetó el médico, me queda cierta afonía y, lo que es peor, unos ataques repentinos de tos que asustan a quien esté conmigo porque parece que se me va a escapar el alma por la boca.
Con todo, excepto los dos primeros días de fiestas, cuando me encontraba peor, no he faltado a algunos actos, como los desfiles de sábado y domingo, con las posteriores cenas con algunas Guapetonas, o a la embajada humorística y castillo de fuegos artificiales del lunes, y al desfile de disfraces del martes, último acto de las fiestas.
Con mis preciosas contrabandistas Lucía y María.
3 comentarios:
Jopes Conchita, qué trajín de vida social... 🥳🥳😜😜😘😘
Entretenerte ayuda a la recuperación de tu salud. Un poco de diversión y un poco de medicamento 😊
Mira quién habla...
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