Paseé por las casetas de la feria, intentando esquivar los puestos de dulces, aunque no me pude resistir a los churros, que solo los como en ocasiones como esas.
El domingo 12, además del picoteo, Paqui y yo nos apuntamos a la ruta de las campanas, que sí, que nos la sabemos de memoria, pero nos hace gracia sentirnos turistas en nuestra propia localidad.
También fuimos a ver Roda, un precioso espectáculo de baile callejero a cargo de la compañía Marea Danza. Impresionante el trabajo de las cinco bailarinas en plena calle, al alcance de los espectadores.
El año que viene, Dios mediante, más.



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