Marco, el segundo entrenador de un equipo de baloncesto profesional, después de un percance con la justicia acaba entrenando a un equipo formado por personas con discapacidad intelectual.
No me extraña que esta película sea la más taquillera del año pues irradia un buen rollo como pocas. Conjuga carcajadas con pinchacitos de emoción y hace reflexionar sobre nuestros prejuicios contra las personas con discapacidad intelectual. No necesita moralina para abrirnos los ojos ante su problemática y ante la nuestra propia porque el que más y el que menos nos sentimos discapacitados al enfrentarnos a nuestros temores e inseguridades.
No sé si llegará a optar al Óscar. Lo que es muy probable es que algún estudio estadounidense compre los derechos para filmar su propia versión, pues una historia así puede y debe difundirse mundialmente.
Qué talento el de los dos Javieres, Fesser como director y Gutiérrez como actor, respaldados por el entrañable grupo de campeones de la superación y la vida misma.
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