Sinopsis:
En una sociedad de un futuro cercano, The Running Man es el programa de mayor audiencia de la televisión: una competición mortal en la que los concursantes, conocidos como Runners, deben sobrevivir 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Cada movimiento es retransmitido a un público sediento de sangre y cada día que pasa, la recompensa en metálico es mayor. Desesperado por salvar a su hija enferma, Ben Richards, de clase trabajadora, es convencido por el encantador pero despiadado productor del programa, Dan Killian, para que participe en el juego como último recurso. Pero la rebeldía, los instintos y las agallas de Ben lo convierten en un inesperado favorito de los fans y en una amenaza para todo el sistema. A medida que se disparan los índices de audiencia, también lo hace el peligro, y Ben debe burlar no sólo a los Cazadores, sino a una nación adicta a verle caer.
Supongo que en su día, allá por finales de los ochenta del siglo pasado, alquilaría el VHS de Perseguido, uno de los éxitos en la apoteosis de Schwarzenegger, a la que esta película remite, y, no, no la recuerdo apenas. Tampoco he leído el relato de Stephen King en que se basa. Da igual.
Aquí hay un filme de acción, bastante entretenido dentro de las premisas del género. Lo que más me ha llamado la atención, no obstante, es el trasfondo anticapitalista, la crítica a los medios de comunicación que pretenden adoctrinar a las masas a través del las pantallas, los bulos y el deep fake. Me pregunto cómo se tomará el público estadounidense que le echen en cara su alienación.
Aparte del homenaje sutil al tío Arnold, mucho más agradable de ver es Glen Powell, últimamente perejil de todas las salsas, lo que no me importa en absoluto: de hecho, estoy viendo también una serie suya que ya comentaré.

No hay comentarios:
Publicar un comentario