martes, 21 de julio de 2020
Semanas de siete martes
Sinopsis:
Dicen, se habla, se comenta que las novelas románticas son muy previsibles, que desde el inicio se sabe cómo van a terminar. La boda suele ser el recurso utilizado en el noventa por ciento de los casos y esta no va a ser la excepción. Pero ¿para qué esperar?
Por eso he pensado que lo mejor será que te cuente mi historia mientras nos tomamos una copa de champán (o las que surjan) y damos buena cuenta de la tarta nupcial.
Querid@ lector@, ponte guap@ porque nos vamos de boda ya desde el prólogo.
Por esas casualidades del mundo internauta, contacté (en Instagram, creo) con Dona Ter, la autora de esta novela. Contaba que la enviaba a domicilio dedicada por el módico precio de 10 euros y no me pensé demasiado el pedírselo. Me sorprendió que viniera primorosamente envuelto en un precioso papel de corazones atado por un cordel que abrazaba otro corazón de cartón con mi nombre. Junto al libro, una tarjeta y unos separadores igualmente monísimos.
La autora nos avisa de la predictibilidad de las historias de amor como la que ella relata. ¿Que distan de ser reales? Y qué más da. Tampoco son reales los vampiros o los elfos, por poner dos ejemplos, y cuentan con innumerables seguidores.
A las que somos románticas nos seguirán gustando las novelas y las películas del género, a pesar de, o quizás gracias a, sus tópicos. El de que de una boda sale otra es uno de ellos. Tampoco puede faltar un beso apasionado bajo la lluvia. Lo que sí agradezco es que la protagonista carezca de la torpeza proverbial que parece afectar a las enamoradas, además de la cansina escena de borrachera y vomitera vergonzosas. Menos mal que Winter está por encima de eso.
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