Sinopsis:
Cuando el mundo es consciente de que el asteroide más grande de la historia va a impactar en la Tierra y aniquilar todo rastro de vida, los gobiernos de todo el mundo realizan un sorteo en el cual los afortunados podrán sobrevivir en refugios secretos. Esta decisión desata un caos a nivel mundial. Muchos tendrán que emprender un peligroso viaje donde se enfrentarán a los más imponentes peligros de la naturaleza, lo que les obligará a encontrar la manera de mantenerse unidos mientras encuentran la forma de sobrevivir..
El viernes 25 de septiembre por la tarde volvimos al cine. Creo que la última vez que fui fue para ver El ascenso de Skywalker, mientras que Pedro llevaba más de un año. El caso es que teníamos prevención de ir al cine, por no decir miedo. Debo decir que las medidas de seguridad me parecieron correctas, tanto dentro de la sala como en la zona de taquilla. Al salir, sin embargo, la zona de restauración estaba abarrotada, con las mesas apiñadas. Nos dio tanto pánico que nos fuimos directos a casa. Ni siquiera entramos en Carrefour, que también parecía lleno.
La película que vimos fue Greenland, el último refugio. En primer lugar, no entiendo por qué no han traducido Groenlandia, cuando es el término español que es el que se utiliza en la película. Como no sabía si llegaría a verla, la verdad es que no me informé en exceso sobre el argumento, de lo cual me alegro, pues me sorprendió agradablemente. Sabiendo que era una película de catástrofes, asumí que sería manido: el personaje de Gerard Butler alentaría a las autoridades sobre el peligro, no le harían caso y al final tendría que cargar en sus fuertes espaldas el peso de salvar la humanidad. Nada que ver.
De hecho, su John Garrity no tiene nada de superhéroe: es un hombre corriente, con sus fallos y debilidades que conoceremos a lo largo del metraje, un marido y un padre de familia sufriente que luchará por preservar la vida de su hijo enfermo. En el proceso, para su horror, caerá en la violencia por la supervivencia. Más que la catástrofe en sí, se trata de un drama humano que nos encoge el corazón. En circunstancias como las actuales, quizá no sea la película más adecuada. O quizá sí, porque ya no nos parece tan descabellado que se acerque el fin del mundo.
¡Y qué enorme Gerard Butler! Y guapo también, que conste.
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