Sinopsis:
Son los años 70. El cantante Freddie Mercury, el guitarrista Brian May, el baterista Roger Taylor y el bajista John Deacon forman la banda británica de rock Queen. Sería en 1975 cuando su sencillo Bohemian Rhapsody les colocaría en un primer plano de la escena musical internacional. El filme es una crónica del meteórico ascenso al Olimpo de la música de esta banda, a través de sus icónicas canciones y su revolucionario sonido, desde que Mercury se uniera a Brian May y Roger Taylor, hasta el macroconcierto Live Aid de 1985 en el estadio de Wembley, seis años antes de que Mercury muriera de forma prematura. Una celebración rotunda y sonora de Queen y de su extraordinario e inclasificable cantante.
Es muy difícil que una biografía filmada sobre Freddie Mercury y Queen sea exhaustiva y contente a todos, fans y menos fans. No voy a decir que han sido mi banda favorita pero si me han gustado, sobre todo desde los 80, que es cuando los conocí. De hecho, fui a ver un concierto tributo hace unos años y me emocionó.
Volviendo a la película, con la vida tan repleta de experiencias de todas clases que vivió Freddie, el film podría haber tenido un tono más extremo, más escandaloso. Sin embargo, aunque no las oculta, se sobreentienden más que se muestran. A veces parece más una hagiografía que una biografía, lo que no me importa en absoluto. Quizás la discordia entre la banda fue más sangrienta y no existiese tan buen rollo. Me da igual. Prefiero salir del cine con el ánimo y la emoción subidos, y no me importa confesar que lloré bastante (antes le podía echar la culpa a las hormonas, ahora ya no), sobre todo en la parte final donde se recrea el memorable concierto de Live Aid del 13 de julio de 1985. Recordé que aquel día no me despegué de la tele para desesperación de mi padre, harto de que lo tuviese sin parar de ver a tipos cantando en inglés. ¡Ponme el telediario al menos!, me pidió y cedí. Busqué en Youtube el fragmento de Queen, y Pedro y yo lo vimos la víspera de ir al cine. Si entonces nos emocionamos, ver en pantalla grande la recreación aumentó la emoción, lágrimas incluidas, pese a que el Freddie de la ficción lucía más joven y más sano que el real. Magistral la interpretación de Rami Malek, merecedor de una nominación al Óscar, y el resto del elenco.
Eché en falta algunas canciones míticas de Queen y que no se subtitulasen las que sí aparecen. No pienso comentar más fallos, que fue una experiencia emotivamente positiva.
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