viernes, 21 de julio de 2023

Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1

 

Sinopsis:

Ethan Hunt y su equipo de la FMI se embarcan en su misión más peligrosa hasta la fecha: Localizar, antes de que caiga en las manos equivocadas, una nueva y terrorífica arma que amenaza a toda la humanidad. En esta tesitura, y con unas fuerzas oscuras del pasado de Ethan acechando, comienza una carrera mortal alrededor del mundo en la que está en juego el control del futuro y el destino del planeta. Enfrentado a un enemigo misterioso y todopoderoso, Ethan se ve obligado a considerar que nada puede anteponerse a su misión, ni siquiera las vidas de aquellos que más le importan. 


El otro día hablaba con nuestra amiga Carolina de las bondades de ir sola al cine, lo que procuro  practicar lo más que puedo. Como, por desgracia, Pedro ya no aguanta tanto tiempo en el asiento del cine, prefiere ver las películas en casa, lo que yo también comparto en la mayoría de los casos. Hay otros que requieren la pantalla grande y, ahora que no dependo tanto de horarios, cojo el bus y a Alicante que voy. Al ir sola, tengo una ventaja adicional: ver las películas en versión original subtitulada. Así vi Indiana y así vi el día del estreno Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1, una de esas que hay que ver en cine sí o sí, que el espectáculo bien lo merece. 



De los 155 minutos que dura no sobra ni uno solo. A priori, me echaba atrás el hecho de no ser una cinta completa, pero, aunque continuará, no deja la impresión de haber visto un filme interrupto. La condición de superestrella de Tom Cruise queda bien patente aquí, que él no se embarca en una producción que no ofrezca garantías de calidad y entretenimiento asegurados. Las escenas de acción son portentosas, sobre todo porque no dan la impresión de estar hechas por ordenador sino a la clásica usanza, con el valor añadido de que el mismo actor las lleva a cabo en su mayoría. 

Tom está estupendo para haber cumplido 61 años. Si se ha operado, un hurra por su cirujano. El carisma, en cambio, no se opera, y de eso va bien sobrado: lo mismo salva al mundo que nos hace reír con algún toque de comedia, y eso que no prodiga su sonrisa, su arma de destrucción masiva, el mejor dinero gastado nunca en una ortodoncia. Me encanta. 



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