Sinopsis:
En un futuro tecnológico, un robot de seguridad rebelde consigue en secreto voluntad propia. Para no llamar la atención, se une a regañadientes a una nueva misión. Debe proteger a unos científicos en un planeta peligroso... aunque solo quiere ver culebrones.
La combinación de ciencia ficción y la comedia, aunque sea sarcástica, no es un género muy habitual pues ambos factores son difíciles de equilibrar. No obstante, la primera temporada de esta serie lo consigue.
He disfrutado de mi querido Alexander Skarsgård, en una actuación contenida como exige su papel robótico de físico en plan Ken: macizo pero sin sexo.
A través de su voz en off (recomendable la versión original subtitulada), vamos apreciando cómo este híbrido adquiere más rasgos humanos que las personas para quienes trabaja, demasiado preocupadas por la corrección política. Sus pensamientos irónicos resultan descacharrantes, en especial su enganche a un culebrón galáctico de cientos de episodios.
Y si lo que os gustan son las naves, los bichos extraterrestres y las escenas de acción, algunas bastante bestiales, también las hay.
Se ha confirmado una segunda temporada, así que la espero.


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