La guapetona Merce, a la que también me unen lazos de sangre (su madre y mi padre eran primos hermanos) cumplió los mismos años que yo el día 6, pero fue el sábado pasado cuando nos invitó a almorzar.
Ay, cuánto echaba de menos estos ratos de ponernos al día, contarnos nuestras respectivas dolencias y, sobre todo, para compartir risas, por no hablar de las viandas y la tarta de almendra de nuestra amiga Rosa. El regalo fue una plancha del pelo que nos había pedido.
No fue el único de la velada ya que aprovechamos para entregar a la reciente abuela Loli una caja enorme de ropa que compramos entre todas para su nietecita Jade.




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