Os voy a contar el sueño que tuve anoche, supongo que influenciada por haber visto antes de acostarme Lex, la serie de abogados de Antena 3, uno de cuyos actores se inmiscuyó en mi subconsciente. De lo que no tengo ni idea es de por qué la protagonista del sueño fue nuestra amiga Ana. Dedicado a ti va, con el deseo de que no te moleste.
Al parecer, Ana estaba pasando unas semanas en Agost, en concreto en el edificio donde vive mi sobrino Toni (ya es raro porque allí no hay más viviendas que la suya). Otra amiga (no consigo recordar quién) y yo, viendo a Ana un poco baja de moral y sabiendo que últimamente no tenía pareja, le preparamos una encerrona con Santi Millán. Aquella amiga argüía que la fama del catalán de ligón sinvergüenza y pendón desorejao (su personaje prototípico) no lo hacía recomendable para Ana, a lo que yo argumentaba que al menos una canita al aire la animaría. Así pues, los encerramos en una habitación. De lo que allí pasó no puedo dar detalles puesto que no lo vi. Sí puedo constatar que ambos salieron con expresión arrebolada y ojitos de carnero degollado, y que antes de despedirse Santi le preguntaba a Ana si podría ir a visitarla si alguna vez se acercaba a Cáceres, a lo que ella respondía afirmativamente.
Y ahora me pregunto: el hecho de ceder a una amiga, aunque fuese en sueños, a un tío así que, pese a no ser un guaperas al uso, para mí tiene su puntito de morbo, ¿fue un gesto de amistad y generosidad o simplemente gilipollez onírica? Para una vez que me pasa algo interesante en sueños no soy la actriz principal. No me digáis que no tiene delito la cosa. El caso es que ni siquiera sé si a Ana le gusta Santi Millán, ya me lo dirás, querida amiga. A lo peor ni me lo agradeces.
1 comentario:
JA, JA , JA . Muchas gracias por el sueño. No te puedo contar lo que pasó dentro de la habitación pues era tu sueño, pero parece que mi sonrisa lo decía todo.
En cuanto a Santi Millán no me disgusta, tiene un puntito que me va.
Las amigas de verdad se hacen estos favores, incluso no ser la artista principal; lástima que yo sueñe tan poco, pero agradezco tu sueño.
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