El último tranvía

Sinopsis:

Pepe y Begoña viven enamorados. Pepe está obsesionado con el fútbol. Un fin de semana, deja sola a Begoña, por acompañar a su equipo. Begoña, despechada, tiene una aventura con Andrés, el mejor amigo de Pepe. De este amor nace Reme, una mujer que, aunque tarde, por fin conoce el amor. Esto le parece increíble pero no quiere perderlo, por eso no hace caso de habladurías y decide subir a este tranvía que le llevará a la felicidad.

Todos los domingos de noviembre tenemos teatro en la Casa de Cultura. Si la tercera edad se escandalizó con el montaje actual y trasgresor de la semana pasada, de ésta salió la concurrencia “agradecida y emocionada” por la representación de “El último tranvía” que en su día popularizó Lina Morgan.

Poco se diferenciaban ambos montajes a no ser por en poderío de medios y profesionalidad de los actores. De todas maneras, la actriz que imitaba a Lina Morgan tenía su mérito, muecas, retorcimiento de piernas e incontinencia verbal incluidos. Los intérpretes, en plan Juan Palomo, lo mismo actuaban que cantaban y bailaban que movían los muebles sobre el escenario.

El argumento recurre a todos los tópicos de la revista y se dan en ella los elementos propios del género: bellas y ligeras mujeres, frivolidad, enredos y números musicales del acervo popular tan conocidos (y tarareados) por todos como “La morena de mi copla”, “Mírame” y “La Cumparsita”, entre otros.