No hay duda de que Michael Crichton ha sido uno de los escritores cuyo nombre más veces hemos visto en una pantalla de cine. Por desgracia, un cáncer se ha llevado a este autor que nació en la ciudad de Chicago el 23 de octubre de 1942, siendo varias de sus novelas llevadas al cine, caso de “La amenaza de Andrómeda” (1971), “Diagnóstico: Asesinato” (1972), “El hombre terminal” (1974), “Parque Jurásico” (1993), “Sol naciente” (1993), “Acoso” (1994), “Congo” (1995), “El mundo perdido” (1997), “Esfera” (1998), “El guerrero nº 13″ (1999) y “Timeline” (2003).
No obstante, no conviene olvidar su labor como realizador, siendo el firmante de títulos tan interesantes como “Almas de metal” (1973), “Coma” (1978) o “El primer gran asalto al tren” (1979). Además, también trabajó como guionista, aunque sólo fuera para obtener por ello un elevadísimo salario, tal y como sucedió con “Twister” (1996), por no hablar de que creó una de las series más longevas de la televisión: “Urgencias” (su emisión se inició en 1994 y aún continúa actualmente en la que, en teoría, es su última temporada).
Descanse en paz. A mi parecer, fue un gran contador de historias que retó nuestras nociones preconcebidas sobre el mundo que nos rodea, sin faltarle el sentido del humor, y nos entretuvo mientras lo hacía. Echaré de menos su prodigiosa imaginación y su maestría narrativa.
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