martes, 27 de abril de 2010
Glengarry Glen Ross
Sinopsis:
Glengarry Glen Ross es una obra de teatro sobre un grupo de vendedores inmobiliarios, por la que David Mamet obtuvo el Premio Pulitzer en 1984 y que fue llevada al cine con un elenco de lujo, encabezado por Al Pacino, Jack Lemmon y Alec Baldwin, y dirigida por James Foley.
La crisis apremia en una empresa inmobiliaria que propone a sus empleados el siguiente sistema: el mejor vendedor será recompensado con un Cadillac, el segundo más eficiente con un juego de cuchillos, y el que menos venda será despedido. La feroz competitividad entre los trabajadores, hombres de clase media entre la precariedad de sus empleos y el ansia por conseguir el éxito, les lleva a todo tipo de peripecias.
Este texto, cobra una inquietante proximidad ante la virulenta crisis económica y financiera que sacude hoy nuestro mundo, heredero y, a la vez, víctima de un modelo productivo y social fundamentado en el materialismo sin escrúpulos y la competitividad extrema, que tan perfectamente radiografió David Mamet hace más de dos décadas en Glengarry Glen Ross.
Ya había visto la película y, a pesar de mi memoria de pez, tenía una idea del argumento, pero si fui al Teatro Principal de Alicante a ver Glengarry Glen Ross, más por el tema tan duro fue por el excelente reparto actoral: Andrés Herrera, Gonzalo de Castro, Alberto Jiménez, Carlos Hipólito, Jorge Bosch y Ginés García Millán, rostros todos ellos populares del cine y televisión. Merecidísimo fue un aplauso tan largo y caluroso como el que sucedió al terminar la representación. El público premia con ganas la excelente interpretación de un elenco en el que todos brillan para conseguir con sus trabajos un equipo perfecto. Actores excepcionales que sin duda resultan lo mejor de la función.
David Mamet escribe un texto de denuncia social sobre los límites de la explotación en el mundo del trabajo. Es curioso que una obra que tiene más de dos décadas posea hoy una vigencia aún mayor desde hace un par de años, aunque siempre ha habido un capitalismo que deja fuera a una gran porción de gente. No poder vivir dignamente o no poder curar a una hija enferma, como ocurre en la función, hacen muy humana a esta obra, aunque a veces los personajes parecen más bien animales depredadores en la jungla despiadada de los negocios. El elenco únicamente masculino acentúa ese algo primitivo en este texto que parece indicar que los hombres están hechos para cazar y las mujeres para quedarse en la cueva cuidando de los hijos. La obra es dura, incluso a veces un tanto espesa. Si no fuera por los excelentes actores que prueban su calidad en cada intervención, en cada frase, no me habría acabado de convencer.
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1 comentario:
Ya lo creo que el texto de Mamet es muy actual. Sólo hay que ver el caso de los suicidios en France Telecom. Y eso, por desgracia, no es una obra de ficción.
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