jueves, 27 de agosto de 2015

Grey



Sinopsis:
Christian necesita tenerlo todo bajo control. Su mundo es puro orden y disciplina aunque, en el fondo, está vacío... hasta el día en que Anastasia Steele aterriza de bruces en su despacho, hecha una maraña de largo pelo castaño y esbeltas piernas. Él intenta olvidarla pero, muy al contrario, se ve inmerso en una tormenta de emociones que no consigue controlar y a la que no puede resistirse.

No sé hasta qué punto es apropiado reseñar un libro que no se ha leído del todo. Parte de la premisa de contar la historia de la archiconocida novela ahora desde la perspectiva del macizo sádico. Con el ánimo de tal novedad me puse a revisitar la novela erótica más vendida en los últimos tiempos y que tanto comentamos aquí. El problema surge cuando la historia es conocida de sobras, más fresca aún en la memoria por la reciente película, por lo que carece de sorpresa y, por ende, de interés. Como sabía lo que iba a pasar a continuación, saltaba unas 50 páginas para ver si me aportaba algo nuevo. Viendo que no, otras 50 páginas más. Y así hasta acabarlo. 

¿En qué reside la novedad del punto de vista de Grey? Básicamente en que Christian nos cuenta las reacciones de su polla ante la señorita Steele y lo que le gustaría hacerle en el cuarto rojo. Por lo demás, me pareció un calco de las Cincuenta sombras…. Quizás hubiera alguna aportación interesante en las páginas que me salté, pero la ley de la probabilidad me dice que no. Por supuesto, recaudación manda, la autora amenaza con hacer lo mismo con las otras dos entregas. O espabila o que no cuente conmigo.

2 comentarios:

Sonia dijo...

Conchi te voy a explicar lo que ha pasado, es muy sencillo: Stephanie Meyer no llegó a publicar Midnight Sun (Twilight desde el punto de vista de Edward Cullen), solo se filtró el borrador de unos cuantos capítulos sin terminar, con lo cual esta vez esta señora no tenía material en el que "inspirarse", y así le ha ido...

carolina dijo...

Yo siempre lo he dicho: "bien está lo que bien acaba"... y cuando tiene que acabar. Alargar artificialmente la vida de las historias, bien sea en libro, en series o en películas no suele dar buen resultado, salvo que se aporten ideas o enfoques nuevos. Ahora bien, puede ser que la peña pida más de lo mismo, en cuyo caso, bueno, me parece respetable.