Si
os ha extrañado que desde el jueves no haya publicado nada se debe a que no he
estado con ánimos. El viernes se fue Paco, el hermano menor de mi cuñada Dolores. Tenía 53 años y ha dejado dos
hijos veinteañeros. No tengo consuelo desde entonces, imaginad cómo estarán su
madre, sus hermanos, sus hijos, en fin, todos cuantos lo queríamos. Porque la
familia es mucho más que lazos de sangre; de hecho, todos los miembros de la
familia de mi cuñada son como de la mía propia. En las recientes fiestas de las
Santetes compartimos mesa con él.
De lo poco bueno que se puede sacar de una pérdida así fue que al tanatorio no
paró de llegar gente que contaba anécdotas del gran ser humano que fue. En la
misa de funeral la iglesia estaba a rebosar, con mucha gente de pie al estar
los bancos llenos. En fin, que he llorado y llorado y aún sigo.
Si hablo de
un tema tan personal y delicado es porque el blog es un reflejo de mis
sentimientos. De todos modos, si alguien de la familia no lo considera
apropiado, que me lo diga y retiro la entrada.
Como la
vida continúa pese a la pena, seguiré con mis tonterías habituales de estas
páginas.
1 comentario:
Mi más sentido pésame a la familia de Paco, incluida Conchi, que tanto le apreciaba y tanto le echa de menos. Un fuerte abrazo a todos ellos.
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